Un pill es más que una frase atractiva. Es el detonante que activa la atención, la emoción o la acción de quien te lee. En este artículo te cuento qué es, por qué es clave en los contenidos persuasivos y cómo crear pills que no pasen desapercibidos.
Qué es un pill
Un pill (del inglés capsule o “píldora”) es una micro-unidad de contenido diseñada para condensar una idea poderosa en muy pocas palabras. Puede ser una frase, una oración corta o incluso una combinación de verbo y sustantivo.
Su función es simple, pero estratégica: inyectar sentido, ritmo y recordación.
En copywriting, los pills funcionan como gatillos visuales y emocionales. Son esas pequeñas dosis de mensaje que hacen que un texto cobre vida, que una marca se sienta más humana o que una promesa se vuelva irresistible.
En una landing, un pill puede ser un “Sin vueltas”, “Al toque” o “Hacelo fácil”. En un anuncio, puede ser un “Comprá hoy y pagá después”. En un artículo, puede ser una frase que el lector quiera subrayar.
Por qué son importantes en los contenidos persuasivos
El cerebro procesa primero lo que puede decodificar rápido. Por eso los pills son aliados de la atención.
Un buen pill rompe el scroll, captura curiosidad y da una señal inmediata de valor.
En un ecosistema donde la atención es limitada y la saturación enorme, el pill cumple una función doble:
- Actúa como ancla cognitiva (el lector recuerda esa frase aunque olvide el resto).
- Funciona como ritmo narrativo, marcando pausas que mantienen la lectura viva.
Además, los pills fortalecen el tono de marca: esa identidad verbal que diferencia a una empresa, a una persona o a un proyecto. Un “sin vueltas” dice algo más que “rápido”; dice quién sos y cómo hablás.
Cómo hacer buenos pills
1. Partí del insight, no del adjetivo
Un pill no es una frase linda: es una verdad comprimida. Si escribís “Sin excusas”, asegurate de que el texto o la oferta realmente elimine las excusas. El pill tiene que representar una actitud coherente con el contenido.
2. Buscá ritmo, sonoridad y simetría
Los mejores pills se pronuncian fácil y suenan bien. Probá leerlos en voz alta. Si fluye, sirve. Si trabás la lengua, reescribí.
Jugá con aliteraciones, contrastes o repeticiones: “Lo hacés fácil, lo hacés tuyo”, “Más simple. Más vos.”
3. Usá verbos de acción
El verbo es energía. Un pill con verbo impulsa a hacer. “Activá tu cuenta”, “Descubrí cómo”, “Creá tu historia”.
El verbo le da dirección al pensamiento.
4. Evitá la obviedad
Si el pill suena a lo que todos dicen, desaparece. La clave está en encontrar una combinación que provoque algo: una sonrisa, una duda, una afirmación interna.
Ejercicios para entrenar el ojo y la síntesis
Ejercicio 1: El titular comprimido
Tomá un titular largo y tratá de reducirlo a una sola línea sin perder sentido. Por ejemplo:
“Con nuestra nueva app podés manejar tus finanzas sin complicarte”
podría comprimirse en:
“Tu plata, sin drama.”
Ejercicio 2: El scroll-stopper
Pensá en una frase que detenga el scroll de alguien en tres segundos. Escribí diez. Elegí la que más te haga sentir algo.
Ejercicio 3: El eco
Buscá una palabra que se repita con intención: “Viví libre, viví digital.” Esa repetición crea eco y memorabilidad.
El pill es la mínima expresión de tu voz de marca. Lo que decís cuando solo podés decir una línea.
Y en un mundo donde el tiempo es escaso y la atención vale oro, esas líneas definen si tu mensaje se olvida o se recuerda.
Invertir tiempo en crear buenos pills no es un detalle: es una estrategia.
Porque las marcas que logran sintetizar su esencia en pocas palabras, son las que dejan huella.
¿Querés practicar un poco más? Tomá tu último texto y buscá tres frases que podrían transformarse en pills. Reescribilas hasta que suenen tuyas.
Ahí empieza el cambio: cuando cada palabra deja de informar y empieza a influir.