Estoy segura que alguna vez te preguntaste si el copywriting es o no un negocio rentable, cómo convertirlo en un negocio, cómo abordarlo -si como freelancer o como copywriting en una agencia e, incluso, cómo encontrar clientes para darles una solución como copywriters.
Debo decir que si querés ser copywriting y vivir de esta hermosa profesión, más allá de aprender todo lo necesario para serlo, tenés que saber que sólo lo vas a convertir en un negocio cuando te dediques 100% a ello.
Aquí es donde respondo tu pregunta, mi copy fan del amor, acerca de si te conviene “lanzarte” como freelo o seguir “lanzando” currículums para que te contraten en una agencia o una empresa.
Te voy a contar cómo comencé mi negocio de copywriting, y por qué me va bien con esto
Como muchos que ya leen mi blog lo saben, mi carrera universitaria la cursé en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de La Plata. Me apasionaba el periodismo y, con una cierta falsa humildad, debo decir que cada proyecto que iniciaba se convertía rápidamente en un emprendimiento que me hacía feliz, aunque no pagara las cuentas.
Cuando salí al mercado laboral, gracias a todos los santos, ingresé a un proyecto de comunidad online llamado Igooh dentro de La Nación. No fue nada significativo, ni de renombre. De hecho, ya no existe. Encontré esta imágen en el perfil de Flickr de una usuaria (me puse nostálgica, perdón):
Así comencé con mi carrera como copywriter, aprendiendo a vincular las palabras con las comunidades y potenciar ideas en el universo online. El sitio murió pero en mí nació la sed por saber qué más podían hacer los contenidos.
Me profesionalice, formé parte de diferentes agencias, publicaciones y hasta me involucré con las áreas comerciales de esos mismos lugares -claramente por gusto y no porque quisiera vender nada en especial.
De pronto, y sin meditarlo demasiado, armé una charla sobre copywriting a la que asistieron unas 20 personas en promedio y con el propósito de analizar por qué los profesionales del marketing desconocían la función del copywriter y cómo estos debían migrar de las agencias publicitarias a las agencias de marketing sin resignar capacidades.
Las agencias de marketing, en aquel entonces (y lamentablemente hoy también) pedías “copys” que redacten “copys”. ¿Entienden que todo está mal en esa solo oración?
Se dieron un par de charlas como los “cafemates de copywriting” que propuse a mi Club de Redactores y a mi lista de suscripción por email. Hasta que un día, una empresa de Rosario para la que escribía me propuso subir a su plataforma de eLearning con un workshop que, podría decir, me hizo más conocida.
En ese workshop participaron más de 100 personas y se quedaron conectadas toda la hora. Esto pasó hace unos 10 años atrás, y todavía hoy tengo clientes que surgieron de ese encuentro virtual.
Por aquel entonces participaba del proceso creativo de campañas de marcas pequeñas, pero me dedicaba mucho más a redactar artículos de blog que se lucían por contener call-to-action estratégicamente dispuestos dentro de textos informativos o historias de marca con propósito.
Por mucho tiempo trabajé con calendarios de contenidos enormes para emprendimientos, empresas y para la comunicación de eventos en vivo. En todos los casos quise inculcar la idea de concepto detrás de la máquina creativa, componer ideas que tengan cuerpo, razón de ser, propósito.
Admito que no fue fácil, más bien me sentía como aprendiz de chef sacando hamburguesas en McDonald. “Qué lindo, Tanita”, “Cuánta magia”, decían, pero yo sabía que eso no era más que una ilusión. Necesitaba más.
Entonces nació mi marca personal: Tanita Miguel – Redacción Creativa.
La difícil tarea de encontrar clientes para mi negocio de Copywriting
¿Cuánto tengo que cobrar como copywriter? ¿Es poco o es mucho? ¿Cómo lo hace mi competencia?
No te voy a negar que mis primeros pasos fueron fallidos, sobre todo en cuanto al manejo adecuado de las tarifas de mi servicio como copywriter. Perdí muchas horas en reuniones presenciales y online en donde tenía que explicar que no solo podía hacer un calendario de contenidos sino toda una estrategia comunicacional con propósito.
Esto me obligó a mejorar mis habilidades como copywriter y pasar muchas horas practicando con campañas que nunca verían la luz. Monté un estudio de grabación, grabé 10 episodios de un podcast que nunca publiqué y, mientras tanto, usé todos esos ejercicios para captar clientes que consideraban que sí entendían cuál sería mi aporte de valor en sus negocios.
El valor que le puse a mi trabajo fue el reflejo de la calidad de lo que ellos reciben (a este punto, la humildad está por los tachos, sepan disculpar).
Entonces, cuando me preguntan: ¿Cuánto cobra un copywriter en Argentina en 2023?, suelo compartir los rangos de sueldo publicados por agencia pero que son, claramente, mucho más bajos de lo que cobro en mi negocio.
Hacer del copywriting un negocio es costoso, sobre todo anímicamente porque no somos el primer eslabón de una cadena, sino que solemos integrar cadenas de los proveedores de servicio.
Por esa razón, y si navegaron toda mi web hoy, verán que mi negocio no se apoya en la redacción de “copys para redes”.
No soy la copy del copy, sino que soy la copywriter que toda empresa que quiera potenciar sus ventas querrá tener a la hora de definir sus campañas publicitarias, en la plataforma que sea: email, landing, web, gráfica vehicular, packaging, redes sociales, website, ecommerce, etc.
De esta forma los invito a vender sus servicios. No quieras ser “la mejor”, “la solución” o “la gurú”, sino que simplemente tenés que ser el rol justo y necesario para que toda la cadena de valor se potencie.
Lo que compartí a mis copy fans del bien por email
Aquí va una transcripción del envío de esta semana para quienes no están en mi lista y se niegan cual caprichito a suscribirse (me da igual, sé que un día no vas a poder más con la tentación. Ya somos muchos copy fans masticando ideas todos los lunes por esa vía).
Copywriting para montañistas
Este mailing solo te va a interesar si querés hacer del copywriting un negocio, sino te invito a que sepas lo que me pasó este fin de semana.
El sábado fue el estallido de una emoción que me acompaña desde hace días. Tuve una de esas crisis existenciales que suelen tener quienes escalan montañas.
Cuando subís nunca podés decir en qué tramo del camino estás, salvo aquellos que estudian y respetan a la perfección el ritmo de caminata, o quienes se orientan por la ubicación del sol.
Una vez en subida, solo sos vos y la montaña. Sin importar cuántas veces hayas escalado, cada montaña tiene sus propios desafíos y, aún más, dependiendo de la temporada, la misma montaña puede presentar retos desiguales entre sí.
¿Te preguntás qué tiene que ver eso con el copywriting?
Cuando hacés que aquello que te gusta y sabés hacer se convierta en un negocio, en ocasiones, te enfrenta con el disfrute de ver todo lo que tenés por hacer y la energía que te impulsa, mirando desde abajo. No tenés miedo, tenés coraje y saberlo te hace todavía más poderosa o poderoso.
Pero también, ya durante los primeros metros empezás a notar que escalar deja de ser un hobby. El placer se convierte en cansancio.
He pasado muchas horas escribiendo, tantas como pensando en cómo subir sin sufrir. Muchas horas que se convirtieron en sufrimiento. Dar vuelta la cabeza, para ver el paisaje desde un tramo alto, tanto como ver a mi familia jugando mientras estoy atrapada entre el arnés de aquello que disfrutaba, se convirtió pronto en un falso estímulo.
Hazlo por ellos, me dije, pero lo estaba haciendo por mí en un comienzo. Luego lo hice por mi negocio en donde “ellos” ya no solo era mi familia, sino también quienes trabajaban conmigo, sus realidades, sus problemas, sus tramos en la subida.
¿Cuándo te das cuenta que estás a mitad de camino? Cuando el cansancio te invita a abandonar el viaje y suponés que estás a tiempo de largarlo todo y volver. De hacerlo, sabés que tenés que voltear la cabeza sin mirar el paisaje porque ese falso estímulo es tentador.
No puedo más, hasta aquí llegué -me dije este sábado y rápidamente llegaron las sogas que agarran el cuerpo para sostenerlo: “¿Cómo vas a dejar un negocio en funcionamiento?”, “Tenés que hacer esto…”, “Tenés que hacer aquello…”, “Tenés que…”.
Tengo que soltar.
Veo, leo, escucho y observo a muchos colegas del copywriting compartiendo de forma entusiasta sus fórmulas y está bien. Veo gente feliz.
Sin embargo, la realidad de quienes hacemos que la creatividad sea un negocio es otra cosa. Es un trabajo infeliz que se vuelve gratificante tras cumplir los objetivos de rentabilización, pero nuestras mentes -conectadas a nuestras emociones- necesitan aire, libertad, expresión, arrebato, llanto, carcajada y disfrute. Paisaje.
Estoy segura que nunca nadie te habló del copywriting de esta forma y por eso abrí este espacio para gente como vos y como yo. Charlas aleatorias sobre lo que nos importa. La primera, será este viernes 28 a las 18 hs Si querés conocer la verdad detrás de las fórmulas del éxito, el poder de las palabras para agarrarte fuerte del arnés y seguir escalando, sumate haciendo click aquí.
A este “copy-paste” del mailing le faltan las recomendaciones de lectura y podcast que suelo enviar, pero bueno, solo las reciben en sus casillas de correo quienes sí son parte de mi lista.
Dejá el caprichito y sumate.